| 
                   Foto e biografia: 
                  https://www.google.com/search?q=RENE+ZAVALETA+MERCADO 
                    
                  RENE ZAVALETA MERCADO 
                  ( Bolívia ) 
                    
                  (Oruro, 1935 ▬ Cidade do México, 1984, foi um político, sociólogo e filósofo marxista boliviano.  
                  Zavaleta  foi bastante influente na Bolívia durante a segunda metade do século XX. Seu  pensamento costuma ser dividido em 3 períodos: ao primeiro, nacionalista,  seguiu-se ao marxismo ortodoxo e, finalmente, um marxismo não-ortodoxo que  mostrou-se a mais influente fase dentro de uma perspectiva exclusivamente  boliviana. Os conceitos derivados de suas ideias são fundamentais para o  desenvolvimento posterior das ciências sociais da Bolívia. Dentre seus  conceitos está o de "abigarrada de sociedad" (que pode ser traduzido,  grosso modo, por "sociedade variada") e que representa uma sociedade  justaposta por relações assimétricas entre os diferenciados poderes culturais e  seus respectivos modos de produção. Também significativos os conceitos  impressos por Zavaleta a conceitos como "masas" (massa) e "multitud"  (multidão). 
                  Seu  trabalho é considerado essencial para a compreensão da realidade cultural,  política e social da Bolívia. 
                  (...) 
                  Como  acadêmico, Zavaleta estudou na Universidade de San Andrés, em La Paz, na  University of Oxford, e foi diretor do Instituto Latino-Americano de Ciências  Sociais (FLACSO), no México. 
                  Zavaleta  exerceu notável influência no pensamento e trabalho de importantes intelectuais  esquerdistas bolivianos contemporâneos: Álvaro García Linera (vice-presidente  no governo Evo Morales), membros da Assembléia Constituinte como Raúl Prada,  Luis Tapía, Oscar Vega López, entre outros. 
                    
                  Publicações em espanhol: Estado nacional o pueblo de  pastores (1956); Crecimiento de la idea nacional (19xx); 50 años  de historia: Consideraciones sobre la historia de Bolivia 1932 - 1971 (1977), 
                  El poder dual en América Latina: estudio de los casos de  Bolivia y Chile (1974); Bolivia:  Hoy (1982); Lo nacional-popular en Bolivia (1986). 
                    
                  TEXTO  EN ESPAÑOL – TEXTO EM PORTUGUÊS 
                    
                  
                  BEDREGAL,  Yolanda.  Antología de la poesia boliviana. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro, 1977.  627 p.   13,5x19 cm.   
                    Ex. bibl. Antonio Miranda 
                    
                  RAIZ PERDIDA 
                    
                  1. 
                  Fue la noche rincón y  despedida,  
                    musgo de su pobreza enamorado, 
                    ruina que por la niebla levantada 
                    me descubrió el vacío y yo, de nuevo, 
                    recurso de los árboles caídos, 
                    el yo de musgo, 
                    el intranquilo en noche 
                    y una paloma muerta en cada mano. 
   
                    Amaba mi locura junto al nuevo aguacero 
                    y la niebla del cielo abandonado, 
                    y las cruces dejadas ya sabían 
                    la enfermedad de mí mañana 
                    y mi raíz de pino solitario. 
   
                    El musgo, el musgo hermano 
                    guardaba soles secos en la sombra, 
                    evocaba mi muerte y ya sabía 
                    de bares, de caídas y avenidas mojadas, 
                    de mí allá en la montaña y del sencillo sueño 
                    cuando las cosas pobres fueron mías, 
                    tan montañés aquello y yo sin nadie! 
   
                    4. 
                  Por las ramas subías, 
                    oh claridad callada muerta por el apuro, 
                    por los huesos mojados del verano. 
                    Ahora temprano, la hierba donde antes estuviste 
                    alimentando pájaros y tierra, 
                    contempla en languideces repartidas 
                    la madrugada de su acabado apuro. 
   
                    Otoño, vengo sólo por ver cómo 
                    el pavimento cría nuevos ruidos. 
                    ¡Oh, antigua paz, la paz perdida, 
                    paloma que en mi sombra dormitaba! 
                    Si tú, transeúnte esquivo, 
                    si tú que tienes gabán color de noche y risa clara, 
                    si tú fueras mi hermano, 
                    llegarías descalzo y si motivo, 
                    sin soles inventados y sin guantes, 
                    con la mirada triste 
                    de aquellas viejas luces asombradas. 
   
                    Desde que no hallo el suelo que persigo, 
                    con un destino de viajero muerto, 
                    la roca seca y triste de mi voz calla, 
                    soy un viajero muerto entre bocinas 
                    y luces que no entienden. 
                    Callada ausencia 
                    de los que mientras más lejano es más sabido, 
                    y el cielo pesa tanto como el adiós no dicho, 
                    como las cosas que no vimos nunca pero fueron. 
                    
                  LINAJE 
                     
                    Hombre de cielo te crió, te hizo 
                      de fiebre y de tormenta embravecida, 
                      luz, sinrazón, premura de la marcha, 
                      éxodo al universo pensativo 
                      de convulsiones y de estrellas ciegas, 
                      locura en los sedientos elementos 
                      informes, disconformes, fugitivos 
                      voracidad, voracidad del día 
                      del parto y de la noche estremecida. 
   
                      Era el hambre, la sed en cada cosa, 
                      y fue tu sed realidad primera, 
                      hambre de cielo, origen de la aurora, 
                      señal de tu destino, voz de Dios. 
                    
                  CORDILLERA 
                     
                    Fiebre de todo que crió la vida, 
                      sangre que reclamaba serlo todo, 
                      poblando la meseta delirante 
                      de luz y de gigantes solitarios, 
                      cóndores, sal, enfermos de infinito, 
                      vencidos finalmente por el suelo 
                      y componiendo la montaña altiva 
                      en sima y en plegaria congelada. 
   
                      La tierra, pobre tierra consumida, 
                      se desgastaba en desvarío inútil: 
                      en sí, de sí, y en material eterno, 
                      de su carne fraguó la cordillera 
                      de estrellas detenidas, paso en paz. 
   
                      Bramaba la planicie aprisionada 
                      y era de viento, soledad salvaje, 
                      por último hermanada con el Ande 
                      en tierra, en viento, en pajonal, en polvo 
                      y en cielo puro, en soledad, en sed.  
   
   
  LAGO 
   
  Así, de la mañana de la fiebre 
                      se hizo tu suelo, soledad primera, 
                      viajero el hombre en un destino seco 
                      mordiendo polvo en pajonal de viento. 
   
                      Y solo, solo en la planicie muda, 
                      conformaba en silencio su camino, 
                      definitivamente destinado 
                      a oír el viento y consumir el sueño 
                      en tierra muerta y sima sin ternura. 
   
                      Vino la promesa del recuerdo, 
                      el Lago azul, el Lago verde, el Lago 
                      que dice nuestros nombres. Lago nuestro 
                      de Viñay – marka hundida, cielo absorto, 
                      lágrima que riega nuestros sueños 
                      no podremos volver desde sus maños! 
   
   
  FINAL 
   
  Junto a ti yo era solo el invierno 
                      y ya sin sombra, fiebre eternizada, 
                      santificada en el pasado, viva 
                      me nutrías, me dabas tu palabra 
                      en la ribera y el en agua pura, 
                      me envolvías en viento y obligabas 
                      a devorar el cielo en cada pena.  
   
                      Entre keñuas y pájaros mojados, 
                      cobre en la piel y por la aurora, ulala, 
                      raíz de la totora, sol temprano, 
                      en tierra germinada y agua dulce 
                      míos eran tu sueño y tu tristeza. 
   
                      Del sol, la nieve, rara vestidura 
                      de solitarios montes peregrinos, 
                      lágrima el Lago, riego y alimento 
                      de valle y altiplano aridecido, 
                      tierra que nos persignas y nos nutres, 
                      madre que sostienes y nos cubres, 
                      toma mi cuerpo y hazlo viento o agua, 
                      monte de soledad, árbol de riesgo, 
                      sustento de una nueva madrugada. 
   
                      Descenderé contigo en los arroyos, 
                      serás tú en mí, yo en tí, destinos juntos, 
                      cordillera en camino sin final.  
                    
                  TEXTO EM PORTUGUÊS 
                    Tradução de ANTONIO MIRANDA 
                    
                  RAIZ PERDIDA 
                    
                  1. 
                  A noite era recanto e despedida,  
                    limo de sua pobreza enamorada, 
                    ruína que pela névoa levantada 
                    me despertou vazio e eu, de novo, 
                    recurso de árvores caídas, 
                    o eu do limo, 
                    o intranquilo na noite 
                    e uma paloma morta em cada mão. 
   
                    Amava minha loucura junto novo aguaceiro 
                    e a névoa do céu abandonado, 
                    e as cruzes deixadas já sabiam 
                    da enfermidade de minha manhã 
                    e minha raiz de pinheiro solitário. 
   
                    O limo, o limo irmão 
                    guardava sóis secos na sombra, 
                    evocava minha morte e eu já sabía 
                    de bares, de quedas e avenidas molhadas, 
                    de meu lá na montanha e do sonho simples 
                    quando as coisas pobres eram minhas, 
                    tão montanhês aquilo e eu sem ninguém! 
   
                    4. 
                  Pelos ramos subias, 
                    ó claridade calada morta pela pressa, 
                    pelos ossos molhados do verão. 
                    Agora cedo, a grama onde antes estiveste 
                    alimentando pássaros e terra, 
                    contempla e languidezes repartidas 
                    a madrugada de sua acabada pressa. 
   
                    Outono, venho apenas ver como 
                    o pavimento cria novos ruídos. 
                    Ó, antiga paz, a paz perdida, 
                    pomba que em minha sombra dormitava! 
                    Si tu, transeunte esquivo, 
                    si tu que tens capote cor de noite e riso claro, 
                    si tu fosses meu irmão, 
                    chegarias descalço e sem motivo, 
                    sem sóis inventados e sem luvas, 
                    com a mirada triste 
                    daquelas velhas luzes assombradas. 
   
                    Desde que não encontrou o chão que persigo, 
                    com um destino de viajante morto, 
                    a rocha seco e triste de mi voz cala, 
                    sou um viajante morto entre buzinas 
                    e luzes que não entendem. 
                    Calada ausência 
                    dos que enquanto mais distante é mais sabido, 
                    o céu pesa tanto como o adeus não dito, 
                    como as coisas que não vemos nunca mas se foram. 
                    
                  LINAJE 
                     
                    Homem  de céu te criou, te fez 
                      de febre e de tormenta embravecida, 
                      luz, sem razão, apuro da marcha, 
                      êxodo ao universo pensativo 
                      de convulsões e de estrelas cegas, 
                      loucura nos sedentos elementos 
                      informes, disconformes, fugitivos 
                      voracidade, voracidade do dia 
                      do parto e da noite estremecida. 
   
                      Era a fome, a sede em cada coisa, 
                      e foi a tua sede a realidade primeira, 
                      fome de céu, origem da alvorada, 
                      sinal de teu destino, voz de Deus. 
                   
                     
                      CORDILHEIRA 
                         
                        Febre de tudo que criou a vida, 
                    sangue que reclamava ser tudo, 
                    povoando a planície delirante 
                    de luz e de gigantes solitários, 
                    condores, sal, enfermos de infinito, 
                    vencidos finalmente pelo solo 
                    e compondo a montanha altiva 
                    em furna e em oração congelada. 
   
                    A terra, pobre terra consumida, 
                    se desgastava em desvario inútil: 
                    em si, de si, e em material eterno, 
                    de sua carne fraguou a cordilheira 
                    de estrelas detidas, passo em paz. 
   
                    Rugia a planície aprisionada 
                    e era de vento, solidão selvagem, 
                    por último irmanada com os Andes        
                  Em terra, em vento, em restolho, em pó 
                    e em puro céu, em solidão, em sede.  
                    
                  LAGO 
                     
                      Assim,  da manhã da febre 
                        foi feito o solo, solidão primeira, 
                        viajero el hombre en un destino seco 
                        mordiendo polvo en pajonal de viento. 
   
                        E sozinho, sozinho na planície muda, 
                        formava em silêncio seu caminho, 
                        definitivamente destinado 
                        a ouvir o vento e consumir o sonho 
                        em terra morta e antro sem ternura. 
   
                        Veio a promessa da lembrança, 
                        o Lago azul, o Lago verde, o Lago 
                        que diz os nossos nomes. Lago nosso 
                        de Viñay – marca fundida, céu absorto, 
                        lágrima que rega nossos sonhos 
                        não poderemos voltar de suas mãos! 
                    
                   
                    FINAL 
                       
                      Junto  a ti eu era apenas o inverno 
                        e já sem sombra, febre eternizada, 
                        santificada no passado, viva 
                        me nutrias, me davas tua palavra 
                        na margem e na água pura, 
                        me envolvias em vento y obrigavas 
                        a devorar o céu em cada pena.  
   
                        Entre ajoelhados e pássaros molhados, 
                        cobre na pele e pela aurora, murmura, 
                        raiz de tábua, sol vespertino 
                        em terra germinada e água doce 
                        meus eram teu sonho e tua tristeza. 
   
                        Do sol, a neve, rara vestimenta 
                        de solitários montes peregrinos, 
                        lágrima o Lago, rego e alimento 
                        de vale e altiplano árido, 
                        terra que nos bendizes e nos nutres, 
                        mãe que sustentas e nos cobres, 
                        toma meu corpo e transforme-o em vento ou água, 
                        monte de solidão, árvore de risco, 
                        sustento de uma nova madrugada. 
   
                        Descerei contigo pelos riachos, 
                        serás tu em mim, eu em ti, destinos unidos, 
                        cordilheira em seu caminho sem final. 
                   
                   
                  * 
                     
                    VEJA e LEIA outros poetas da BOLÍVIA em nosso Portal: 
   
                  http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/bolivia/bolivia.html  
                    
                  Página publicada em julho de 2022 
                
  |